sábado, 12 de marzo de 2011

Las dos españas han de darte el coñazo, españolito




A los homo sapiens nos gusta vivir en comunidad porque nos alarga la vida (hay muchos otros motivos, pero probablemente se derivan de éste). Alguno podría sentir la tentación de aprovecharse del grupo para vivir mejor con menos esfuerzo. Es lo que se llama el problema del free rider o del polizón. Para evitar que cada uno vaya a lo suyo el grupo se dota de una serie de rasgos culturales que permiten que los miembros (y las miembras) se reconozcan y se sientan integrados. Qué se yo, una forma de asar la manteca, un gorro tradicional adornado con plumas de pollo, o una lengua. Lo de la lengua da mucho juego, porque parece venir de la noche de los tiempos y da impresión de permanencia. Impresión falsa, desde luego, pero esa es otra historia.

Ya tenemos un grupo con identidad propia, y por tanto - en principio - más cohesionado. Ahora el que quiera aprovecharse no es más listo que los demás, sino un odioso traidor. Cuidado con los que no se ponen el gorro con plumas de pollo. Son capaces de cualquier cosa. Como los del grupo de al lado. Míralos, asan la manteca, pero de una forma muy distinta. Qué gente tan desagradable. Bárbaros. Seguro que un día de estos nos quitan la manteca y se llevan a nuestras mujeres.

En fin, no creo que haga falta insistir mucho. Parece que no podemos reconocernos en un grupo si no hay otro que sirva de contraste. Y enseguida hay un listillo con ínfulas de líder dispuesto a señalar a los Otros. ¿Estoy hablando de política? Sí, pero no sólo. ¿Estoy hablando de nacionalismo? Sí, pero no sólo. Orwell tiene un artículo imprescindible que se llama Notas sobre el nacionalismo en el que en realidad habla de muchas otras doctrinas políticas que tienen la fea costumbre de "clasificar a los hombres como si fueran insectos". Las agrupa bajo el nombre de nacionalismo por ser ésta la doctrina taxonómica más arraigada.

En realidad, clasificar a los hombres y marcar líneas de separación es una táctica política de la que no se libran los partidos políticos democráticos. Para luchar por el poder nada como señalar bien al enemigo. ¿Estoy hablando de España? Sí, pero no sólo. Por centrarnos en nuestro caso la diferencia más típica históricamente fue la de izquierda y derecha. Hoy, la izquierda mantiene el mismo eje, pero como el término "derecha" parece desacreditado, los que antes la formaban ahora se refieren a ellos mismos como "el centro" (o simplemente como "nosotros") y llaman a los Otros "socialistas". Yo desafío a cualquiera a definir socialismo y derecha tal y como se entienden hoy en el mundo. Pero, por favor, quien lo haga que le dedique un rato. No valen vaguedades del tipo "la derecha cree más en la libertad individual" o "la izquierda piensa en el bien común". ¿Qué significa la libertad individual para Sarah Palin? ¿Qué bien común se consigue con una economía paralizada por los impuestos? Pensemos también en qué es ser de derechas en España y en Estados Unidos. O qué es la izquierda aquí y en China. Pero sobre todo pensemos en cómo ha evolucionado el eje derecha-izquierda en los últimos 150 años. En España ya nadie pide un estado confesional ni la abolición de la propiedad privada. Casi todo el mundo cree que debe existir una educación pública universal y gratuita; casi nadie pide una economía planificada con sus planes quinquenales. Comparados nuestros tiempos con los de Clara Campoamor, las diferencias reales son de matiz.

No es casualidad que Zapatero se haya pasado sus ocho años diciendo que dejar de fumar o bajar los impuestos es de izquierdas. Lo importante es la raya, la separación, la etiqueta. Todo lo que hacemos nosotros es bueno porque es de izquierdas, y es de izquierdas porque es bueno y porque lo hacemos nosotros. Esta forma de hacer política es una antigualla predemocrática. Comprendo que sigue funcionando porque apela al instinto de pertenencia, pero hombre, la Sabana ya nos queda muy lejos. Si el principio nacionalista es falso (que lo es) sólo queda el principio democrático de la igualdad política. No es posible que medio país sea subnormal y el otro medio brillantísimo. Ninguna ideología sirve para todo. De hecho ninguna sirve para nada, salvo para marcar la raya. La realidad es una, y como en tiempos de Ortega y Gasset, "ser de la izquierda es, como ser de la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil: ambas, en efecto, son formas de la hemiplejía moral". Alfredo Landa lo decía de otra forma en La Vaquilla: "¿pero no sabes que hay dos Españas, la de éste y la mía?"

En UPyD nos pasa a muchos algo parecido. De vez en cuando alguien nos mira muy preocupado y nos dice: "pero tú no serás socialista, ¿verdad?" Voy a empezar a contestar: "sí, como Orwell".


5 comentarios:

  1. Pues si, pues si...

    Te tienes que leer los experimentos de Tajfel sobre la identidad social (la parte del autoconcepto que derivan exclusivamente del hecho de pertenecer a un grupo). Son antiguos pero muy reveladores; hace exactamente éso, traza una linea que divide a un grupo de acuerdo a criterios arbitrarios. Lo interesante es cómo el grupo de pertenencia tiende a reforzarse,no dudamos en hacer evaluaciones desviadísimas, y llegamos a preferir, por ejemplo, perjudicar al exogrupo antes que beneficiarnos nosotros (el enemigo común genera más cohesión, qué le vamos a hacer...).

    En fin, de lo menos alentador, pero aterradoramente real. La caverna no está tan lejos.

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  2. Gracias por el comentario, Nacho, me viene de perlas para algo que me dejé en el tintero. La acción política es acción colectiva, y por tanto tendemos a agruparnos para hacernos oír. Por eso es tan difícil no caer en el sectarismo. Por eso mucha gente cree que es "o la secta o la inacción". Sin embargo yo no creo que tenga por qué ser así necesariamente.

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  3. Fantástico post, a ver si estas ideas van calando y la gente deja de tomarse la política como si se tratara de equipos de fútbol...

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  4. La política no se limita a dos dimensiones: izquierda y derecha. Eso es limitarlo todo a la economía. La ideología social multiplica por dos tanto la izquierda como la derecha (http://dospordosigualacuatro.blogspot.com).

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  5. Gracias Sergio. Sr. 2x2=4, conozco el esquema que sitúa los posicionamientos políticos según dos ejes: derecha-izquierda y liberal-autoritario. Es más aplicable en las democracias maduras que en España. Una mayor diversidad electoral podría tener grandes ventajas. Pero la cuestión seguiría siendo la misma: mientras las élites políticas sigan utilizando la tendencia social de clasificar entre "nosotros" y "los otros", cuando toda posición política sea tomada sólo desde esa perspectiva, España seguirá sufriendo un grave lastre.

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