lunes, 6 de diciembre de 2010

Pollos financieros y mercados sin cabeza (y II)... y controladores descabezados




En todos los discursos, tanto a favor como en contra del gobierno, se contempla a los agentes económicos como entes dotados de racionalidad. Lo que, simplificando, es que usan la información que tienen para conseguir el mayor dinero posible. Podría decirse que lo que le ha pasado a los controladores aéreos es que les faltaba información: no conocían el alcance del estado de alarma. Podría decirse, pero yo no lo diría.

Lo que pasa es que la racionalidad es un animalito que no se deja atrapar fácilmente. Para ciertos entretenimientos, como los tests de inteligencia, resulta útil como la infame llave allen de Ikea. Pero imagine, imaginativo lector, que compra usted una estantería y cuando abre el paquete se encuentra con el árbol en bruto y una llave allen como toda herramienta.

El motivo por el que los economistas (o muchos de ellos) tienen fama de predecir magníficamente el pasado es que usan el paradigma de la llave allen, y cada vez que se abre el paquete y aparece un árbol en bruto modifican sus teorías para incluir la sierra eléctrica dentro del campo semántico de la llave allen. Así, todo termina siendo racional. Y mire usted. Tampoco.

Desde la psicología cognitiva Daniel Kahneman ganó un premio Nobel de economía por aportar evidencia empírica sobre nuestras dificultades para manejar probabilidades en la toma de decisiones. El darwinismo explica que nuestras mentes evolucionaron en un entorno lleno de depredadores, escaso en alimentos y en el que no existían flujos de capital a corto plazo ni hedge funds. En estas condiciones es normal que caigamos en falacias de todo tipo. Escrito desde el mundo financiero, se recomienda El Cisne Negro, de Nassim Nicholas Taleb, un experto en falacias más bien faltón y gamberro, o sea, muy divertido.

La negociación de los controladores con el gobierno podría estudiarse desde un punto de vista de decisiones racionales. Seguro que ya hay alguien escribiendo un ensayo en el que aplican la teoría de juegos, el dilema del prisionero y el resto de aparataje. ¿En qué han fallado los señores de los minaretes? ¿Les faltaba información? No lo creo: el arma que los bajó de la burra estaba en la Constitución. Puede que su petenencia a un grupo cerrado altamente endogámico les condujera a creerse una especie de elegidos intocables, cual los miembros de una secta. También puede que cayeran en la famosa falacia del pavo: durante cien días el pavo piensa que el hombre es su benefactor. El día 101, que resulta ser el de Navidad, el hombre entra en el corral con un hacha. El pavo se percata de su error al tiempo que nota un cosquilleo en el gaznate. El controlador piensa que el gobierno es un ente bondadoso (o débil) porque nunca en treinta años ha decretado el estado de alarma. Pero en vísperas de la Constitución el vicepresidente aparece con un decreto ley y una llave allen que se parece muchísimo a un hacha.

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Actulizado 7/12 a las 14:10



1 comentario:

  1. Lo que tenemos aquí es a un ministro y a unos controladores incapaces de prever las consecuencias de sus actos y jugando a ver quien la tiene mas grande. Han fantaseado tanto sobre la posibilidad de demostrar el tamaño de sus redaños que al final no han podido evitarlo. Pues paro el país - pues meto al ejercito - pues usted no sabe con quien esta hablando. Ahora creo que todos estamos asustados. El ordago del ministro parece haber costado unos 500 millones y el de los controladores parece que va a costarles el chiringuito. Todos pierden mientras los ciudadanos han tenido otra palpable demostración de que nada esta previsto y de que, en realidad, no hay nadie al mando. Esa es la consecuencia mas aterradora de toda esta crisis eterna en la que vivimos. Quiebran los bancos, los estados, los servicios, y no se les ocurra reclamar porque al otro lado de la ventanilla no hay nadie.

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